Día Internacional del Voluntariado
Manos que construyen, corazones que impulsan futuro
Nuestros voluntarios son el corazón y las manos de nuestra misión, la fuerza humana que hace posible que miles de familias en Latinoamérica y el Caribe tengan un lugar digno para vivir; ese compromiso es una fuerza colectiva que mueve comunidades enteras.
Es por esto que, año tras año, miles de personas en el mundo donan su tiempo, su experiencia y su entusiasmo para trabajar junto a Hábitat para la Humanidad y construir oportunidades. En Latinoamérica y el Caribe, entre 2024 y 2025, más de 9.300 voluntarios se unieron para acompañar a las familias de nuestra región en su camino hacia una vivienda digna.
Cuando el voluntariado se convierte en esperanza
Entre esas miles de manos solidarias están las de Violeta, quien llegó a Hábitat en un momento difícil, tras la pérdida de su hijo. Asistir a una asamblea comunitaria le devolvió el ánimo y el propósito. “Ahí renací”, dice. Lo que empezó como una invitación se convirtió en una vocación que hoy inspira a toda su comunidad.
Durante más de una década, ha recorrido comunidades enteras, en bus, en tuc-tuc, y a veces a pie, para identificar familias que necesitan un hogar digno, acompañar procesos, participar en entregas de proyectos y motivar a otras personas a unirse como voluntarias.
Para ella, servir no solo transforma a los otros, también a quienes sirven. “Descubrí que soy fuerte, que puedo lograr lo que me propongo. Apoyar a otros no es tiempo perdido; al final, todo vuelve.” Cuenta.
Profesionales que construyen impacto
En Argentina, Agustín Ciarfaglia, decidió poner su experiencia empresarial como voluntario de Hábitat en el país. Su trabajo en flujos de fondos y planes integrales de recaudación fortaleció la sostenibilidad económica de la organización. Para él, la vivienda es contención y futuro. “No es un lujo; es un derecho que permite estudiar, trabajar y criar”, afirma. Su historia recuerda que el voluntariado tiene muchas formas y todas con el propósito de fortalecer el impacto de nuestra organización para mejorar la calidad de vida de las familias con las que trabajamos.
Ese también fue el caso de Micaela Benedetti, arquitecta y voluntaria desde 2024, quien encontró en Hábitat una forma de diseñar con propósito. Junto a otras profesionales creó proyectos de vivienda basados en las necesidades y aspiraciones reales de las familias de barrios populares. Tras visitar los hogares, reafirmó su convicción: “Un hogar es emoción, pertenencia, un lugar que sostiene”. Hoy, familias de Tigre y Pilar en Argentina, tienen una mejor vivienda gracias a sus diseños.
Construir comunidad desde adentro
Camila Villalba, voluntaria de Hábitat para la Humanidad en Paraguay, encontró inspiración en la resiliencia y fortaleza de las familias para cumplir sus sueños. Participó en proyectos como Salud y Agua, en encuestas comunitarias y en visitas casa por casa que permitían identificar necesidades reales. Su actividad favorita fue Octubre Urbano en la comunidad San Cayetano, donde, junto a su hija, colaboró en la creación de un espacio lúdico y en un mural pintado con los niños del barrio. Para ella, el voluntariado abre la puerta a comprender otras realidades, a ver de cerca los desafíos de las familias y a reconocer el rol que cada persona tiene como parte de una sociedad que se construye colectivamente. “Hacer voluntariado te cambia completamente, te da otra visión del mundo Todas las personas tienen algo valioso para aportar y cada gesto puede mejorar la vida de alguien más”. Asegura.
La fuerza de construir juntos
Las sonrisas que florecen en cada obra, el cansancio feliz después de una jornada, los abrazos de agradecimiento, todos esos gestos narran el impacto silencioso, pero profundo, del voluntariado.
En Hábitat para la Humanidad honramos a cada persona que decide sumar su tiempo, sus manos y su espíritu solidario nuestra misión,
Gracias por mostrarnos que juntos, construimos alegría, futuro y oportunidades en toda Latinoamérica y el Caribe.
¡Gracias por ser el corazón y las manos de Hábitat!