La vivienda productiva

La vivienda productiva

La vivienda productiva:

transformar hogares en motores de desarrollo en Latinoamérica y el Caribe

En Latinoamérica y el Caribe, unos 16,6 millones de personas adaptan sus hogares para combinar el trabajo doméstico y de cuidados con actividades económicas. Si bien en nuestra región existe la realidad del trabajo remoto (ejercido por profesionales con empleos formales y acceso a la tecnología), una gran parte de la población que trabaja desde casa lo hace desde la informalidad. Ante la falta de oportunidades de empleo, las familias establecen pequeños negocios como tiendas, talleres de costura o manufacturas de artesanías.

Nuestro aporte al desarrollo económico por medio de la vivienda productiva

Diferentes programas y proyectos de Hábitat para la Humanidad responden a las necesidades de esta población. Nuestro enfoque integral atiende no solo los componentes constructivos como las mejoras a la vivienda (un piso de concreto, una verja, una nueva habitación para el taller, un baño), sino también capacitación y fortalecimiento de capacidades (manejo de inventario, ahorro, separación de las finanzas del hogar). Esto fomenta el desarrollo económico y el fortalecimiento de estos emprendimientos para que puedan mantenerse a través del tiempo. 

A continuación, presentamos cuatro ejemplos de vivienda productiva que hemos aplicado en Latinoamérica y el Caribe.

  1. República Dominicana

“Yo quería ver mi casa con su techo completo y por medio de este crédito pude hacerlo. Ahora tengo planes de seguir ampliando hacia arriba para construir más viviendas y alquilarlas. Así podré generar un ingreso extra.” Susana, República Dominicana

Con el proyecto “Construyendo esperanza para mujeres emprendedoras” transformamos viviendas de manera integral: desde arreglos esenciales en techos, paredes y pisos, hasta obras más complejas que incluyen la creación de nuevas áreas y el fortalecimiento estructural para impulsar actividades productivas.

  1. Guatemala

La mayoría de los créditos de vivienda productiva son otorgados a mujeres. Se realizan mejoras y ampliaciones a las viviendas productivas y se ofrece un modelo de casa específicamente para este fin. El proceso de asesoría incluye diagnóstico y recomendaciones sobre ventas y ejecución presupuestaria.

  1. El Salvador

En este país, las mujeres concentran la mayor parte de los créditos de vivienda productiva, con un 75% en la fase piloto y un 70% en la etapa de masificación. El esquema se diferencia por su visión innovadora: al momento de la solicitud, considera tanto los ingresos actuales del negocio como su proyección futura, sustentada en un análisis de viabilidad inicial y en el flujo de ingresos previsto, ampliando así el alcance de la capacidad crediticia.

  1. Paraguay

“Como mujer es pesado, pero gratificante saber que puedo ser mamá, ama de casa, profesora, enfermera y sacar adelante a mis hijos y a mi emprendimiento, más que nada es por mis hijos que me gusta tener mi negocio en casa”. Estela, Paraguay

En Paraguay, las intervenciones se orientan a mejorar la infraestructura de los espacios productivos, con el objetivo de optimizar la higiene, incrementar la productividad y generar entornos más atractivos para la clientela. Estos proyectos se dirigen principalmente a mujeres jefas de hogar en situación de vulnerabilidad. Un ejemplo es la iniciativa implementada en Asunción, donde se apoyó a 226 dueñas de pequeños negocios en cuatro comunidades vulnerables, con ingresos promedio iniciales de apenas USD $140. Una de las líneas clave de trabajo se concentra en la mejora de cocinas productivas.

Vivienda productiva y desarrollo económico

La vivienda productiva es una fuente de ingresos fundamental para millones de familias, con un impacto que varía desde un aporte complementario hasta ser el pilar de la economía del hogar. Contar con este ingreso refuerza la capacidad de los hogares para resistir y recuperarse de crisis. 

Al ser una fuente de ingresos localizada, reduce la dependencia de mercados externos y ahorra costos de transporte. Además, acá se construyen redes de confianza, colaboración y reciprocidad. Por ejemplo, en entornos rurales de México, las mujeres artesanas que trabajan desde casa se organizan en cooperativas para comprar insumos y mejorar su producción, tejen redes de apoyo mutuo que fortalecen a toda la comunidad (Alarcón & Vázquez, 2020). 

Las tiendas de barrio, tan comunes en Colombia y Nicaragua, acercan bienes y servicios a los residentes y generan empleo local. Al generar empleo para miembros del hogar y, en ocasiones, para otros vecinos, el capital circula dentro de la comunidad y fortalece la economía.

Como parte de nuestra labor hacia la conexión entre la vivienda productiva y el desarrollo económico, hemos elaborado el informe “La función económica de la vivienda”. El documento es un recorrido por la literatura escrita acerca del tema y elabora un marco conceptual que considera la función económica de la vivienda, la conexión con otros aspectos de la calidad de vida y los potenciales efectos adversos. 

Si te interesa conocer más sobre este tema, te invitamos a leer el informe completo aquí.

La función económica de la vivienda

En Latinoamérica y el Caribe, alrededor de 16,6 millones de personas adecuan sus viviendas para integrar el trabajo doméstico y de cuidados con actividades económicas, un fenómeno conocido como trabajo basado en el hogar (TBH).

Leer informe

Esta nota reúne los principales datos cuantitativos disponibles sobre el trabajo basado en el hogar en América Latina y el Caribe y el Sur Global. Las estimaciones se basan en datos de encuestas de fuerza de trabajo procesadas por la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y analizadas por la Red Mujeres en Empleo Informal: Globalizando y Organizando (WIEGO) incluidas en el artículo de Bonnet et al. (2021). La información también se complementa con estadísticas recientes de la OIT (2023) sobre informalidad laboral.