Sed de esperanza Brasil

Sed de esperanza

agua, saneamiento y dignidad

Sed de esperanza: mujeres que luchan por agua, saneamiento y dignidad

En Brasil, un país que concentra el 12% del agua dulce del planeta, millones de mujeres siguen viviendo sin acceso a agua corriente, saneamiento básico o un baño propio. No son solo cifras, son historias de resiliencia, trabajo invisible y lucha diaria por lo que debería ser un derecho garantizado. 

En alianza con comunidades, organizaciones locales y lideresas barriales, Hábitat para la Humanidad Brasil recorrió 31 territorios del norte y noreste del país para escuchar las voces de 50 mujeres que enfrentan, día tras día, la precariedad de la falta de infraestructura. Sus relatos son conmovedores: “Queremos una vida mejor, y una vida mejor para las mujeres significa un futuro mejor para todos”.  

Los datos no son solo cifras aisladas, nos ayudan a hacer visible una realidad muchas veces ignorada. Según el Censo 2022: 

  • 92.736 mujeres viven sin agua corriente en las capitales brasileñas.
  • 4,53 millones no tienen conexión a la red de alcantarillado.
  • 75.245 mujeres no cuentan con un baño propio en sus casas.
  • 277.233 deben encontrar formas improvisadas y peligrosas de deshacerse de la basura. 

Esto se traduce en horas de trabajo extra cargando cubos de agua, exposición a enfermedades que son fácilmente prevenibles, falta de oportunidades para acceder a educación, a empleos dignos y formales, a una calidad de vida óptima y al bienestar en general.

Como ya lo hemos mencionado en estudios anteriores, las mujeres son las principales responsables del trabajo doméstico no remunerado y del cuidado de otros. Sin agua, el esfuerzo se multiplica, actividades cotidianas como lavar ropa, cocinar o limpiar se convierten en tareas extenuantes. 

Salud de la mujer y Asentamientos informales

El más reciente informe de Hábitat para la Humanidad Internacional, titulado “Mejoras en asentamientos informales y salud de las mujeres”, demuestra que invertir en el mejoramiento de viviendas en estas comunidades tiene efectos positivos tanto en la salud de las mujeres como en el bienestar colectivo, impulsando además el desarrollo sostenible.

Leer informe completo

Doña Marinalva, madre de una niña preadolescente, lo resume así: “Me levanto antes del amanecer para llenar dos cubos en el grifo comunitario. Con la espalda lesionada, cada viaje duele, pero sin agua no se vive”. 

La ausencia de saneamiento y gestión de residuos no solo provoca enfermedades físicas; también genera una sobrecarga emocional. Un informe de Think Olga revela que el 70% de las personas diagnosticadas con depresión y ansiedad en Brasil son mujeres, muchas afectadas por la pobreza y las condiciones precarias de vivienda. 

Como señala Marlana Belmont, del Instituto Peregum: “Las personas más afectadas por la crisis climática son las que menos contribuyen al calentamiento global. La desigualdad también se mide en muertes evitables”. 

Visibilizar estas historias es un paso esencial para el cambio. Contar con datos claros y testimonios directos no solo humaniza las cifras, sino que impulsa la creación de políticas públicas que respondan a las verdaderas necesidades de las comunidades. 

Nuestro aporte para cambiar esta realidad  

Desde Hábitat para la Humanidad hemos trabajado para cambiar esta realidad implementado diversas intervenciones que garantizan acceso seguro a agua, saneamiento e higiene. En las regiones de agreste y sertão de Pernambuco, construimos cisternas de almacenamiento de agua en zonas profundamente afectadas por la sequía, y desde la pandemia hemos impulsado mejoras de viviendas para crear entornos más saludables, adaptando espacios para optimizar la ventilación y renovando baños para hacerlos más seguros y accesibles. 

Historias como la de María Isabel, en Limeira (São Paulo), reflejan el impacto de estos proyectos pues antes debía sortear barreras físicas para usar un baño en malas condiciones; hoy, gracias a las renovaciones, cuenta con un espacio adaptado, con barras de apoyo, puertas amplias y mejoras eléctricas y de plomería que han transformado su día a día.  

También hemos instalado cisternas en el semiárido del Nordeste, con capacidad para 16.000 litros con lo que se ha asegurado el agua para cientos de familias, mejorando su salud, su tiempo disponible y sus oportunidades de desarrollo. 

Sabemos que la lucha de estas mujeres y en general de muchas familias de nuestra región es una llamada a la acción para gobiernos, empresas y sociedad civil. Compartir su realidad es también sumarse a su causa, un futuro donde abrir un grifo o usar un baño digno no sea un privilegio, sino un derecho garantizado para todas las personas.  

Te invitamos a leer el estudio completo aquí.